Cada año, tan pronto como coloco los últimos dientes de ajo en la tierra, me pongo a pensar en lo importante que es tener suficientes bulbos que florezcan en primavera. Los bulbos de floración temprana como los crocus y las scillas ofrecen néctar y polen a las abejas durante los suaves días de invierno, cuando pocas otras flores están en flor. Estos bulbos no solo son fáciles de cultivar, sino que también cumplen múltiples propósitos en un jardín de permacultura, ofreciendo recursos a los polinizadores y ayudando a iniciar la temporada de abejas de manera saludable.

Los bulbos de floración temprana son perfectos para las “zonas de borde” en permacultura, áreas donde los árboles y arbustos se encuentran con césped o jardín abierto. Además, se desarrollan bien en sitios que reciben sol invernal seguido de sombra en verano, como las zonas debajo de árboles de hoja caduca.
1. Campanillas de Nieve (Galanthus species)
Las campanillas de nieve, que a menudo florecen incluso bajo la nieve de febrero, ofrecen un refugio de polen para las abejas en los cálidos días de invierno. Tienen una fragancia suave y prosperan en suelos enriquecidos bajo árboles caducifolios o en sombra parcial de edificios. Después de un par de años de asentarse, las campanillas de nieve pueden durar varias décadas. Son una excelente opción para ofrecer alimento temprano a las abejas.
2. Aconitos de Invierno (Eranthis species)
Los aconitos de invierno son ideales para jardines de permacultura, ya que se naturalizan en suelos ricos en humus. Sus flores amarillas proporcionan abundante polen para las abejas en los últimos días del invierno. Aunque crecen a partir de rizomas secos que necesitan ser remojados antes de la siembra, los aconitos prefieren suelos neutros a alcalinos y pueden beneficiarse de un poco de cal. Además, sus partes son venenosas para humanos y animales, lo que los hace naturalmente resistentes a los ciervos.
3. Crocus
Los crocus son una excelente fuente de polen para las abejas entre el mediodía y la tarde. Son fáciles de cultivar y se pueden naturalizar en los bordes de céspedes o caminos, donde florecen inesperadamente cada primavera. Los crocus más pequeños, conocidos como “tommies”, son menos atractivos para las ardillas, lo que los hace ideales para jardines sin demasiados roedores.
4. Scilla Siberica
La scilla siberica, o “squill”, es una flor pequeña y azul que florece en las mismas áreas que los crocus, como los bordes de céspedes o bosques abiertos. Esta planta también atrae a las abejas y produce polen azul brillante, lo que hace que las abejas recojan polen de color azul. A pesar de que la scilla puede ser invasiva en algunos climas, su belleza compensa su expansión.
Estos bulbos no son comestibles y varios son venenosos, pero su belleza aporta alimento para el alma en una época del año cuando las inspiraciones son escasas. Además, fomentan la armonía en el jardín, beneficiando a las abejas y otros polinizadores, lo cual es un principio fundamental de la permacultura.